miércoles, 8 de octubre de 2008

la gran  mentira: roma-napoles

Vivimos una época donde parece que la verdad absoluta la poseen los medios de información.


Medios dominados y al servicio de grupos de presión que se mueven únicamente motivados por sus intereses. Del mismo modo tales medios están sujetos a las ventas y beneficios. La suma de todo ello hace que se exageren las noticias o, en muchos casos, directamente se inventen. En este mundillo estamos curados de espanto. Habitamos un mundo de borregos en el cual el que quiere cargarse de razón dice: pues lo pone el periódico, lo vi en la tele, lo escuche en la radio... ¿Se han parado a comparar titulares sobre una misma noticia pero narradas por medios diferentes? Parece que hubiera dos mundos. Un ejemplo claro y desesperado por reclutar adeptos ávidos de sensacionalismo es el ocurrido en Italia con ocasión del desplazamiento de napolitanos a Roma el día 31 de agosto para ver jugar a su equipo contra los capitolinos. Tal día medios de información italianos informaban, como si de la Tercera Guerra Mundial se tratara, que los ultras napolitanos habían ocasionado destrozos en la estación central de Nápoles, secuestrado un tren haciendo bajar a los viajeros (dicho tren iba Turín), destruido el tren con destrozos por valor de 500.000 Eur., pegado a 4 trabajadores de la compañía ferroviaria y de poner patas arriba la estación Termini de Roma.

En todo el país se recriminó la actitud de los ultras por todos los estamentos civiles y políticos. Se determinó prohibirles viajar durante toda la temporada e incluso cerrar las curvas (fondos) del estadio San Paolo de Nápoles. Lo habían visto por la tele; lo decían los periódicos; se escuchó en la radio. Los ultras napolitanos desde un primer momento desmintieron todo. Ni incidentes en Nápoles; ni secuestro del tren pues todos tenían billete y entrada; ni golpear a trabajadores dado q nadie lo vio y no se han presentado denuncias; ni 500.000 Eur. de destrozos en tren sino ventanas rotas, un baño roto y algún asiento rajado (denunciable pero en cualquier caso lejos de la cantidad antes citada); ni incidentes en la estación Roma Termini donde sólo se encendieron bengalas y algunos petardos. Los medios insistían en su información pero para ello no aportaban ningún documento susceptible de hacer pensar que lo que denunciaban fuera cierto. Es más, el periodista alemán de una revista futbolera de su país, Reinhard Krenhhuber, no daba crédito a lo que se decía que había pasado. Él viajó con los ultras napolitanos y desmiente totalmente que ocurriera nada de lo dicho en periódicos, televisión y radio italianos. Los ultras dieron una rueda de prensa donde denunciaban públicamente la mentira mediática, únicamente interesada en vender y vender pasando por encima de un colectivo que debido a falsas acusaciones ha visto como le prohíben ver a su equipo de visitante y a no pisar su grada en los partidos de local. Se ha producido algo insólito y es que hasta el sindicato de policía en Nápoles ha dicho que nada de lo expuesto por los medios de información era cierto y va mas allá culpando a la compañía ferroviaria de provocar el retraso del desplazamiento. Ojala pudiéramos hablar de un hecho aislado pero no es así. Debido a la carroña periodística y a su influencia La Justicia está adoptando medidas contra ultras que no se aplican contra pederastas, asesinos o maltratadores. Desde los medios de desinformación se jactan de denunciar la violencia ultra hasta si hace falta inventando patrañas. ¡Qué cinismo! Los mismos que mienten, enfrentan y calumnian por doquier. Los mismos que encubren a políticos corruptos y engañan a las masas se atreven a señalar a los ultras para en la oscuridad de sus despachos inventar a su antojo. ¿No es eso una forma de violencia? ¿En qué mundo vivimos?

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